
Una mejor manera de abordar posibles malas conductas es dándoles la vuelta. ¿Cómo? antes de producirse un evento de este tipo, anticiparnos de una manera no crítica. Por ejemplo, decirle a nuestro hijo: “Hoy vamos a visitar a la abuela, yo me pondré feliz si la saludas con un beso y un abrazo y si te sientas a conversar con ella”. Luego si lo hace, elogiar su buena conducta. Si se actúa de esta forma, es muy probable que poco a poco no necesitemos anticiparnos y solamente tengamos que elogiarlo.
En caso de que el niño ya haya cometido una falta, tampoco se le debe atacar personalmente, sino corregir la mala actitud. En lugar de decirle”¡Malcriado!”, no le contestaste a tu tía cuando te hablo”, debemos decirle:”En esta casa se contesta cuando se nos hace una pregunta “. Al criticar la actitud y no al niño se evita que él esté a la defensiva y la corrección será más efectiva y a largo plazo.
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